El nuevo relevo de Cruz Roja Española a Nepal cuenta con un miembro de Huesca

  • Se estima que el monzón tendrá una duración de unos 105 días, dejando mayores precipitaciones en las regiones del centro y este del país, las más dañadas por los terremotos del 25 de abril y del 12 de mayo.
  • Cruz Roja Española, que ha realizado dos envíos de ayuda humanitaria al país, tiene desplegada en la localidad de Kalikasthan una Unidad de Respuesta a Emergencias de Saneamiento Masivo, con 10 delegados expatriados.
  • Un aragonés forma parte del nuevo relevo de voluntarios de Cruz Roja Española en Nepal

El voluntario de la Asamblea Local de Cruz Roja en Huesca, Fernando Sarvisé Pérez, forma parte del tercer relevo de miembros de la organización desplazados a Nepal para atender a la población afectada por el terremoto de hace dos meses y cuya situación se puede ver agravada con la inminente llegada de los monzones. Hoy miércoles  cuatro integrantes del equipo viajan a Katmandú desde donde se trasladarán a la población de Kalikasthan, en el distrito de Rasuwa, con la misión de realizar tareas de saneamiento de agua con la Unidad de Respuesta de Emergencias (ERU) de Saneamiento Masivo, así como trabajar en acciones de sensibilización y promoción de higiene. La intervención en saneamiento es clave a la hora de evitar infecciones y brotes epidémicos.

 Este joven, de 31 años de edad y licenciado en Ciencias Ambientales, es voluntario desde hace tres años en Cruz Roja, donde ha recibido formación específica en diversas materias, entre ellas, saneamiento y primeros auxilios. Durante al menos un mes permanecerá en esta zona afectada. El objetivo de la ERU es establecer los medios sanitarios adecuados para la gestión de residuos de una población de hasta 20.000 personas y  trabajar en acciones de sensibilización y promoción de higiene.

Los nepaleses conviven habitualmente con las consecuencias de la llegada de las temporadas de los monzones, dos veces al año, un fenómeno que genera vientos que desencadenan lluvias torrenciales y fuertes inundaciones. Por estos motivos, a lo largo de los años se han visto obligados a desarrollar su capacidad de adaptación a los cambios estacionales que el monzón trae a sus vidas.

Sin embargo, el impacto del terremoto del pasado 25 de abril, de 7,8 grados, y de un segundo seísmo de 7,3 grados dos semanas después, han añadido mayor complejidad a todos estos retos y ha limitado las capacidades de las comunidades y las familias para hacerles frente, especialmente para sectores con alta vulnerabilidad previa”, apunta Carmen Ferrer, delegada de Emergencias de Cruz Roja Española desplazada a Nepal.

Por estos motivos, además de los esfuerzos llevados a cabo por Cruz Roja para asistir a los damnificados por los terremotos (que incluyen asistencia sanitaria, refugio, dotación de agua o higiene), los esfuerzos en esta fase de la respuesta incluyen, además, acciones como el almacenamiento de alimentos dirigido a prevenir los efectos adversos que la temporada monzónica pueda tener sobre la población. Se estima que el monzón tendrá una duración de un promedio de 105 días, con mayores precipitaciones en las regiones del centro y este del país, las más dañadas por los terremotos.

Necesidades de la población, dos meses después

La llegada de los monzones no viene sino a agravar aún más las carencias de la población, cuando se cumplen dos meses del terremoto del 25 de abril. Sus necesidades más acuciantes están vinculadas con el suministro de agua (se estima que en torno a un 1 millón de personas carece de acceso a instalaciones); el saneamiento (se han perdido más de 180.000 letrinas familiares); o alojamiento (casi 100.000 personas temporalmente desplazadas necesitarán alojamiento en 12 de los 14 distritos más afectados).

Otras necesidades están vinculadas con las escuelas (hay 7.800 escuelas y más de 32.000 aulas destruidas o gravemente dañadas); la seguridad alimentaria (hay 236.000 agricultores afectados en 6 distritos) o la salud (seguimiento de heridas de trauma, restauración de los servicios de cuidados primarios interrumpidos y preparación para la temporada monzónica).

Como hemos apuntado, la intervención en materia de saneamiento también es clave a la hora de evitar infecciones y brotes epidémicos. Por estos motivos, Cruz Roja Española ha desplegado su Unidad de Respuesta a Emergencias (ERU, en sus siglas en inglés) de Saneamiento Masivo en el distrito de Rasuwa, uno de los más afectados por los terremotos. “Su objetivo es establecer los medios sanitarios adecuados para la gestión de residuos de una población de hasta 20.000 personas, además de trabajar en acciones de sensibilización y promoción de higiene”, según indica Carmen Ferrer. Por otra parte, el equipo de Cruz Roja Española en Nepal está colaborando también en la rehabilitación de un hospital para niños y niñas con discapacidades en Kalika, en cuyo terreno se ha establecido el campo base de la Unidad de Saneamiento Masivo.

La intervención de Cruz Roja Española se centrará durante las próximas semanas en la puesta en marcha de proyectos de recuperación de los medios de vida de las comunidades afectadas con el fin de incrementar sus alternativas de generación de ingresos y las capacidades de las familias. Estas medidas incluirán la entrega de efectivo para cubrir necesidades básicas, la distribución de bienes, la formación ocupacional y actividades de generación de ingresos a nivel familiar y comunitario.

Pese a los esfuerzos del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, que ha desplegado una operación sin precedentes en Nepal a través del envío de una decena de ERUS y otros equipos de emergencia y que cuenta con el papel clave de la Cruz Roja Nepalesa (que intervino desde el primer momento con más de 6.600 voluntarios), el impacto de los terremotos que han sacudido a Nepal es de tal magnitud que se tardará años en lograr una cierta ‘normalidad’, y siempre en función de la ayuda que se reciba. “La población nepalesa no puede pensar en la recuperación, por el momento; estamos viendo poblaciones con más del 95% de devastación de sus viviendas e infraestructuras básicas como escuelas o centros de salud; hace falta mucha ayuda”, recalca Carmen Ferrer.

Las últimas cifras sobre el impacto del terremoto explican esta necesidad de ayuda: 550.000 casas destruidas, 300.000 severamente afectadas; más de 8.600 muertos, 5,6 millones de personas afectadas… Todo esto en uno de los países más pobres y menos desarrollados del planeta, con aproximadamente el 25% de su población viviendo bajo la línea de pobreza.

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