Cruz Roja en la provincia de Huesca quiere llamar la atención sobre la necesidad de erradicar esta enfermedad

Desde mayo del 2007, el 25 de abril se conmemora el Día Mundial de la malaria, una fecha instituida por la OMS y enfocada en la necesidad de invertir en la prevención y el control de esta enfermedad. Cruz Roja Huesca quiere llamar la atención una vez más sobre la necesidad de trabajar desde todos los ámbitos para erradicar esta enfermedad que causa muertes y sensibilizar a la población. 

El número tres de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, la agenda internacional acordada por la ONU para lograr un mundo mejor para 2030, dice: “Para 2030, poner fin a las epidemias del sida, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles”. 

Por ello desde Cruz Roja mantenemos una estrategia holística que incluya compromisos financieros estables, promoción de la investigación y la innovación a través del desarrollo de infraestructuras, y reuniones periódicas de los líderes globales de la lucha contra esta enfermedad para mantener el empuje y compartir ideas. La colaboración es esencial para la erradicación de la malaria, sobre todo en el contexto actual de la pandemia. 

La malaria es una enfermedad potencialmente mortal causada por parásitos del género Plasmodium que se transmiten al ser humano por la picadura de mosquitos hembra infectados del género Anopheles. Se trata de una enfermedad prevenible y curable. Hay cinco especies de parásitos causantes de la malaria en el ser humano, aunque dos de ellas —Plasmodium falciparum y Plasmodium vivax— son las más peligrosas. 

El primer parásito es el causante de la malaria más prevalente en el continente africano y el responsable de la mayoría de las muertes por malaria en el mundo; el segundo es el parásito dominante en la mayoría de los países fuera del África subsahariana. 

La malaria es una enfermedad febril aguda. En un individuo no inmune, los síntomas suelen aparecer entre 10 y 15 días tras la picadura del mosquito infectivo. Puede resultar difícil reconocer el origen palúdico de los primeros síntomas (fiebre, dolor de cabeza y escalofríos), que pueden ser leves. 

Si no se trata en las primeras 24 horas, el paludismo por P. falciparum puede agravarse, llevando a menudo a la muerte. Los niños con paludismo grave suelen manifestar uno o más de los siguientes síntomas: anemia grave, sufrimiento respiratorio relacionado con la acidosis metabólica o paludismo cerebral. 

Los progresos contra la Malaria se han estancado en los últimos cuatro años: la incidencia mundial de casos de malaria disminuyó en un 27% entre 2000 y 2015, en comparación con menos del 2% de 2015 a 2019. En 2019, la región de África de la OMS representó el 94% de los casos mundiales de Malaria. La insuficiencia de fondos internacionales y nacionales plantea una seria amenaza para el progreso en el futuro. 

Las deficiencias en la financiación han resultado en deficiencias de acceso a las herramientas de control recomendadas y probadas por la OMS. En 2020, la pandemia de COVID-19 ha surgido como una nueva complicación para la lucha contra el paludismo en todo el mundo.

El África subsahariana sigue sufriendo la mayor carga de paludismo, y en 2018 concentró el 93% de todos los casos. Más de la mitad del total de casos se dio en seis países: Nigeria (25% de los casos); República Democrática del Congo (12%); Uganda (5%); y Costa de Marfil, Mozambique y Níger (4% cada uno).

La malaria afecta especialmente a las embarazadas y a los niños, sobre todo en África. En caso de no tratarse, la malaria durante el embarazo puede provocar la defunción materna, anemia e insuficiencia ponderal del recién nacido, una de las causas principales de mortalidad infantil. Se estima que, en 2019, 11,6 millones de embarazadas de 33 países africanos con transmisión de moderada-alta estaban infectadas de la enfermedad (el 35% de los embarazos). Se calcula que en 33 países africanos nacieron 822 000 niños con bajo peso al nacer.

El uso de medicamentos preventivos, con o sin combinación, es otra de las estrategias recomendadas por la OMS para proteger contra la malaria a los grupos de población más vulnerables en África subsahariana (mujeres embarazadas, lactantes y niños menores de 5 años).

  • Tratamiento preventivo intermitente en el embarazo (TPI): para prevenir la malaria en las mujeres embarazadas que vivan en las zonas de transmisión moderada y alta en el África, la OMS recomienda al menos tres o más dosis de este tratamiento con medicación de calidad: el antimalárico sulfadoxina-pirimetamina (SP). 

En 2019, se estima que solo un tercio (34%) de las mujeres embarazas en 36 países africanos recibieron las tres o más dosis recomendadas de TPI-SP.

  • La quimio-prevención del paludismo estacional se recomienda a los menores de 5 años en países de alta carga y en áreas de transmisión altamente estacional de paludismo. Un total de 21.5 millones de niños en 13 países africanos recibieron dicho tratamiento antipalúdico preventivo durante la temporada de lluvias de alta transmisión en 2019.
  • En 2019, se estimaban en 229 millones los casos de paludismo en todo el mundo.
  • El número total de fallecimientos en 2019 fue de 409, 000 personas. De los cuales los niños menores de 5 años representaban el 67% (274 000) de todas las muertes por malaria en el mundo entero.

Se están estudiando diversos instrumentos, tecnologías y enfoques nuevos orientados a la lucha contra los vectores de la malaria. Entre los instrumentos que se están desarrollando actualmente figuran, por ejemplo, nuevos tipos de mosquiteros tratados con insecticidas, repelentes espaciales (no tópicos) de mosquitos, trampas contra vectores, cebos de azúcar diseñados para atraer y matar a los mosquitos Anopheles.

Vacunas contra el paludismo

La vacuna RTS,S /AS01 (RTS,S) es la primera, y hasta la fecha la única, que permite reducir significativamente la incidencia de la enfermedad, así como el paludismo potencialmente mortal, en niños africanos pequeños. Actúa contra P. falciparum, el parásito palúdico más mortal a nivel mundial y el más frecuente en África. Entre los niños que recibieron cuatro dosis en ensayos clínicos a gran escala, la vacuna evitó aproximadamente 4 de cada 10 casos de paludismo durante un período de 4 años.

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