El departamento de Cooperación Internacional de Cruz Roja Española en Huesca instalará una mesa informativa el 12 de febrero en la plaza de Concepción Arenal o Porches de Galicia de 17 a 20 horas.
El próximo día 12 de febrero se conmemora el Día Mundial contra la Utilización de los Niños Soldados. Con este motivo el departamento de Cooperación Internacional de Cruz Roja en Huesca llevará a cabo una campaña de sensibilización que se concretará en la instalación de una mesa informativa en la plaza de Concepción Arenal o en Porches de Galicia, de las 17.00 a las 20.00 horas.
El Día mundial contra la utilización de Niños Soldado se empezó a conmemorar el 12 de febrero de 2002, cuando entró en vigor el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la Participación de Niños en los Conflictos Armados. Este protocolo fue aprobado por la Asamblea General de Naciones Unidas en mayo de 2000 y ha sido ratificado por 159 estados. A pesar de los esfuerzos realizados en las dos últimas décadas, el número de menores combatientes aumenta, una vez más.
Suman unos 300.000 en 18 países que participan en más de 30 conflictos en todo el mundo. Son las víctimas de un sistema injusto que los obliga a cometer actos inhumanos como la tortura y el asesinato, arrebatándole así lo más preciado que tienen: su infancia. Pese a estar explícitamente prohibido en la declaración de derechos del menor, muchos grupos armados siguen utilizando a menores con casi total impunidad.
Tal y como se establece en los Principios de Ciudad del Cabo (1997), un niño soldado es toda persona menor de 18 años que forma parte de cualquier fuerza armada regular o irregular en la capacidad que sea, lo que comprende, entre otros, cocineros, porteadores, mensajeros, la definición incluye a las niñas reclutadas con fines sexuales y para matrimonios forzados.
Muchos de ellos han sido víctimas o testigos de actos de una brutalidad indescriptible, o se han visto obligados a participar en ellos. Las estimaciones indican que como mínimo el 40 % de todos los menores que están relacionados con grupos armados, son niñas. En el mundo, más de 50 grupos armados siguen utilizando a niños y niñas en sus actividades. Esto supone el 10% del total de combatientes luchando en casi el 75% de conflictos en todo el mundo. El 80% de estos conflictos recluta menores de quince años, mientras que el 12% emplean niños menores de doce años. En general, la edad promedio es de trece años. El soldado niño más joven tenía cinco años y fue encontrado en Uganda.
Menores secuestrados o reclutados de manera violenta que son entrenados hasta ser convertidos en auténticas máquinas de matar. Separados de sus seres queridos, obligados incluso a matar a sus padres o algún miembro de su familia, sometidos a todo tipo de manipulaciones y forzados a consumir drogas y alcohol a la hora de entrar en combate se transforman en los guerreros más temidos e irresponsables. En consecuencia, el niño deja de ser niño, pierde su infancia para entrar en combate.
Este problema acarrea graves consecuencias psicológicas, principalmente por haber estado expuesto a una violencia continua. Padecen de síntomas postraumáticos, depresión, cambios en la conducta que llevan a impulsos agresivos, desconfianza, trastornos de la personalidad, dificultades para comunicarse, sentimiento de culpabilidad, además de sentimientos de ansiedad, pérdida y desarraigo.
Al menos 8.500 niños murieron o resultaron heridos en 2017 en situaciones de conflicto en el mundo, según datos de la ONU. En conflictos armados internacionales, los niños con estatuto de prisionero de guerra se benefician de la protección conferida por el III Convenio de Ginebra y el Protocolo adicional I, y no pueden ser juzgados por su participación en las hostilidades.
Por lo general, los prisioneros de guerra son miembros de las fuerzas armadas de una de las partes en un conflicto armado internacional que han caído en manos de la parte adversa. El III Convenio de Ginebra también define otras categorías de personas que tienen derecho al estatuto de prisionero de guerra o que pueden recibir el trato de prisioneros de guerra.
En conflictos armados internacionales, los niños también pueden verse privados de libertad como internados civiles. En tal caso, tienen derecho a la protección conferida por el IV Convenio de Ginebra y el Protocolo adicional.
En conflictos armados no internacionales, los niños se benefician de la protección conferida por el artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949, el Protocolo adicional II y el derecho de los derechos humanos. Los niños sólo deberían ser detenidos como medida de último recurso y durante el período más breve que proceda. Cuando se detenga a un niño, se deberán prever medidas especiales para protegerlo, independientemente del motivo de su internamiento o detención.
El CICR procura garantizar la protección de los niños que quedaron separados de sus padres o cuidadores, identificándolos y colocándolos bajo la custodia temporal de un adulto que pueda encargarse de ellos. Busca a los familiares de los niños y, en todos los casos posibles, restablece y mantiene el contacto entre los niños y sus familiares hasta poder reunificarlos. La reunificación familiar se realiza tras evaluar el interés superior del niño; en todos los casos, se toman en cuenta los deseos del niño y de su familia.
La desmovilización y reintegración de los niños se cuentan entre las preocupaciones principales del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. El CICR colabora con la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (la Federación Internacional), las Sociedades Nacionales y otras organizaciones humanitarias para elaborar medidas de reintegración eficaces y adaptadas a las condiciones locales.
El CICR también dialoga con las fuerzas armadas y los grupos armados y trabaja con las comunidades en situación de riesgo para evitar que los niños sean reclutados por las fuerzas armadas o por grupos armados.
En los países en donde esto es un problema importante, como en República Democrática del Congo, también trabajamos con los niños desmovilizados para ayudarlos a reinsertarse en la sociedad. En los lugares de detención, el CICR se esfuerza por lograr que las autoridades protejan a los niños mediante la adopción de medidas que tengan en cuenta sus necesidades específicas. Nuestro enfoque se centra, también, en la protección y apoyo de los niños cuando sus padres están detenidos. Todas nuestras actividades relacionadas con los niños se rigen por lo que es más conveniente para ellos.
Las Sociedades Nacionales están particularmente bien posicionadas para desarrollar los programas de reintegración, por su conocimiento del contexto local y su proximidad a los niños, a sus familiares y comunidades y, lo que es más importante, por las perspectivas de largo plazo de los programas de reintegración: la Sociedad Nacional estaba en el lugar antes del conflicto y estará allí después de su fin. Se han emprendido programas de este tipo en Sierra Leona, Liberia, la República Democrática del Congo y Uganda, entre otros países.